jueves, 16 de abril de 2015







El Mundo

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.

- El mundo es eso - reveló. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.


Eduardo Galeano









A UN HOMBRE DE GRAN NARIZ


Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado; 

Era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado. 

Érase el espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egipto,
Los doce tribus de narices era; 

Érase un naricísimo infinito,
Frisón archinariz, caratulera,
Sabañón garrafal morado y frito.


Francisco de Quevedo y Villegas






Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante. 

Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante. 

Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo. 

Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que, de quien no me quiere, vil despojo.


Sor Juana Inés de la Cruz

La pintura es de Tamara de Lempicka







¿Por qué será?

¿Por qué será que uno fabrica sus recuerdos
y luego los olvida?
¿por qué será que uno procede de algún dios
para volverse ateo?
¿por qué será que la luna tiene
una barriga blanca?
¿por qué será que cuando abro el ropero
las mangas me saludan?
¿y qué tu boca dice ternuras
tan sólo cuando calla?
¿por qué será que un cuerpo virgen
tiene pezones de burdel?
¿por qué será que si decido
morir nadie me cree?
¿por qué será que los pájaros cantan
después de los entierros memoriales?
¿por qué será que si beso tu beso
me siento renovado?
¿por qué será qué me haces tanta falta?


Mario Benedetti


La pintura es de Tran Nguyen residente en la ciudad de Georgia, Estados Unidos,  nacida en Tran Nguyen,Vietnam, 1987,







Odios

Ya no nos queda tiempo para el odio
ni para la tirria o el desdén
los odiantes se roen a sí mismos
y mueren de metástasis de odios
es natural que los odiantes
se transformen a veces en odiosos
sin embargo no es aconsejable
odiar a los odiosos ex odiantes
ya que aquel pobre que desciende a odiar
nunca saldrá del pozo de los odios


Mario Benedetti

jueves, 2 de abril de 2015






Estados de ánimo

de Mario Benedetti


Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.
Unas veces me siento
como un acantilado
y otras como un cielo
azul pero lejano.
A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
como un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiado en que una tarde
te acerques y te mires
te mires al mirarme.



TUS MANOS 
 
de Pablo Neruda 
Cuando tus manos salen,
y amor, hacia las mías,
qué me traen volando?
Por qué se detuvieron en mi boca,
de pronto,
por qué las reconozco
como si entonces antes,
las hubiera tocado,
como si antes de ser
hubieran recorrido
mi frente, mi cintura?
Su suavidad venía
volando sobre el tiempo,
sobre el mar, sobre el humo,
sobre la primavera,
y cuando tú pusiste
tus manos en mi pecho,
reconocí esas alas
de paloma dorada,
reconocí esa greda
y ese color de trigo.
Los años de mi vida
yo caminé buscándolas.
Subí las escaleras,
crucé los arrecifes,
me llevaron los trenes,
las aguas me trajeron,
y en la piel de las uvas
me pareció tocarte.
La madera de pronto
me trajo tu contacto,
la almendra me anunciaba
tu suavidad secreta,
hasta que se cerraron
tus manos en mi pecho
y allí como dos alas
terminaron su viaje.




"Este vídeo es la conjunción de tres maravillosas obras de arte:

El poema: "Las Manos" de Pablo Neruda, poeta chileno (1904-1973) fue un poeta chileno, considerado entre los mejores y más influyentes de su siglo. Premio Nobel de literatura en 1971. En palabras del crítico Harold Bloom, "ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él".

La voz: de Laura Canuora, una cantautora uruguaya (1957) compositora y cantante de música popular uruguaya. Con más de 25 años de trayectoria artística es una de las principales solistas femeninas de ese país.

La música: de Ludovico Einaudi (1955) es compositor y pianista moderno italiano que destaca por el desarrollo de frases melodiosas en sus composiciones para piano. Representa uno de los grandes éxitos de la música clásica contemporánea de los últimos años, no sólo por las ventas de discos, también por los conciertos realizados por todo el mundo.


Espero que les transporte, como lo ha hecho conmigo, a ese mundo mágico de la imaginación que son los sueños"






El cura

Es el Cura ... Lo han visto las crestas silenciarias
Luchando de rodillas con todos los reveses,
Salvar en pleno invierno los riesgos montañeses
O trasponer de noche las rutas solitarias

De su mano propicia, que hace crecer las mieses,
Saltan como sortijas gracias involuntarias;
Y en su asno taumaturgo de indulgencias plenarias,
Hasta el umbral del cielo lleva a sus feligreses ...

El pasa del hisopo al zueco y la guadaña;
El ordeña la pródiga ubre de su montaña
Para encender con oros el pobre altar de pino;

De sus sermones fluyen suspiros de albahaca;
El único pecado que tiene es un sobrino ...
Y su piedad humilde lame como una vaca.


Julio Herrera y Reissig (Montevideo, 1875 - 1910)
Uno de los mayores poetas del Modernismo hispanoamericano.




Silencio

No digas nada, no preguntes nada.
Cuando quieras hablar, quédate mudo:
que un silencio sin fin sea tu escudo
y al mismo tiempo tu perfecta espada.

No llames si la puerta está cerrada,
no llores si el dolor es más agudo,
no cantes si el camino es menos rudo,
no interrogues sino con la mirada.

Y en la calma profunda y transparente
que poco a poco y silenciosamente
inundará tu pecho de este modo,

sentirás el latido enamorado
con que tu corazón recuperado
te irá diciendo todo, todo, todo.



Francisco Luis Bernárdez

Poeta y diplomático argentino (1900 - 1978)



OCTAVIO PAZ. De naranjas y poesía 









Octavio Paz Lozano (1914 -1998) fue un poeta, escritor, ensayista y diplomático mexicano, Premio Nobel de Literatura en 1990. Se le considera uno de los más influyentes escritores del siglo XX y uno de los grandes poetas hispanos de todos los tiempos.








miércoles, 1 de abril de 2015


  Literatura y Cine

Funeral Blues

de W. H. Auden 

 

Stop all the clocks, cut off the telephone.
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling in the sky the message He is Dead,
Put crêpe bows round the white necks of the public doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.

He was my North, my South, my East and West,
My working week and my Sunday rest
My noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last forever, I was wrong.

The stars are not wanted now; put out every one,
Pack up the moon and dismantle the sun.
Pour away the ocean and sweep up the wood;
For nothing now can ever come to any good.

 ***







Con subtítulos en español, en honor a Freddie Mercury  (1991)











John Hannah, en el papel de Mathew,
 en la película "Cuatro bodas y un funeral", 
dirigida por Mike Newell (1994)










Wystan Hugh Auden (1907 - 1973), más conocido como W. H. Auden, fue un poeta y ensayista británico, nacionalizado estadounidense en 1946







Galicia

Patria de mi padre, luminosa y grande,
Qué profundamente te quiero también.
Me crié soñando con tu maravilla,
No quiero morirme sin verte una vez.
Cuando a ti yo llegue, has de conocerme
Por el gozo trémulo, por la palidez,
Por la emoción honda de risa y de llanto,
Por el canto puro que te llevaré.
Con el niño mío, que también te ama,
¡oh! Galicia mía, hemos de traer,
a la tierra india que amparó a mi padre,
algo de tu hechizo y tu placidez.



Poema de Juana de Ibarbourou

Marina de Luis Miguel Gallego

lunes, 23 de marzo de 2015







DESGRACIA

Perdona, pero tú no sabes.
¿Sabes lo que es estar solo, solo,
volver a casa a las dos de la mañana,
mojar un par mohoso, triste y duro,
roerlo solo,
y sentado en una orilla del mundo
ver a los astros que rutilan
y no saber qué preguntar ni qué decir,
y confundir las hambres, y roer solo tú allá ...
un pan mohoso, triste y duro?

Perdona, yo anduve un día, mucho tiempo,
calles y calles junto a puertas y paredes,
nadie dijo mi nombre;
sólo tú una vez, y qué locura,
para tu frente de violetas
tuve una risa de dos dientes.


Líber Falco

Pintura: Summer, del pintor ruso A. Drozdov





Estela

No pongáis en mi estela funeraria
mi nombre ni las fechas de mi vida,
ni la piadosa frase dirigida
a salvar mi memoria literaria.
Que en la palabra ajena no se agrave
la confusión creada por la mía,
que el mundo incierto que en mi voz vivía
el tiempo borre y el silencio lave.
Si hay un Dios que me quiere como espero,
yo que por no saber tanto he mentido
quiero aguardar mi eternidad dormido 
bajo un mármol por mudo verdadero.


Conrado Nalé Roxlo





martes, 10 de marzo de 2015









PARA VIVIR


Porque se está solo ahí,
porque en la locura y la muerte
se está solo,
porque hay un ojo fijo,
incambiado, que acecha sin sentido,
yo quiero ahora abrazaros,
y siquiera no más,
hablar de cómo cambia el cielo.





Líber Falco  (Montevideo, 1906 - 1955)













LO QUE FUE

Vienes por un camino
que mi memoria sabe,
y me detengo entonces
indagándote el rostro.

Mas ¡ah!, ya no es posible
siquiera, no es posible
detenerte un instante.

Todo está muerto, y muerto
el tiempo en que ha vivido.
Yo mismo temo, a veces,
que nada haya existido;
que mi memoria mienta,
que cada vez y siempre
 –puesto que yo he cambiado–
cambie, lo que he perdido.


 Líber Falco (Montevideo, 1906 - 1955)





Me besaba mucho
Me besaba mucho, como si temiera
irse muy temprano... Su cariño era
inquieto, nervioso. Yo no comprendía
tan febril premura. Mi intención grosera
nunca vio muy lejos 


¡Ella presentía!
Ella presentía que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento, aguardaba ya..., y en su ansiedad
quería dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.




Amado Nervo (México 1870 - Montevideo 1919)

sábado, 7 de marzo de 2015




El amor realizado

El amor realizado es un sorbo de muerte
Que nos pasa los labios, que se filta en las venas.
El alma que nos cambia es más ancha y vacía:
Más triste y más sedienta, la boca que nos deja.
Dentro del corazón alárgase una sombra.
Cada vez que los labios su antiguo vaso llenan.
El amor realizado aguza en nuestros ojos
Del imposible anhelo la trémula saeta,
Y el paso que prolonga, en cruel hechizo mágico,
Ante la planta laxa la cansadora meta.
Amor: perfecto guía para ir al encuentro
Del dolor apostado al fin de cada senda.



Josefina Pla

Pintura: detalle de El Beso, de Gustav Klimt






viernes, 6 de marzo de 2015





La fe

En medio del abismo de la duda
Lleno de oscuridad, de sombra vana
Hay una estrella que reflejos mana
Sublime, sí, más silenciosa, muda.
Ella, con su fulgor divino, escuda,
Alienta y guía a la conciencia humana,
Cuando el genio del mal con furia insana
Golpéala feroz, con mano ruda.
¿Esa estrella brotó del germen puro
De la humana creación? ¿Bajó del cielo
A iluminar el porvenir oscuro?
¿A servir al que llora de consuelo?
No sé, mas eso que a nuestra alma inflama
Ya sabéis, ya sabéis, la fe se llama.



Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Dario nació el 18 de enero de 1867 en Metapa, hoy Ciudad Darío. Fue poeta, periodista y diplomático nicaraguense, máximo representante del modernismo literario en la lengua española. Es posiblemente el poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispánico. Llamado "príncipe de las letras castellanas".  Fallece el 6 de febrero de 1916.


 




El árbol de la ciencia

Yo vivía en el vago
país de la leyenda,
entre dorados héroes
y diáfanas doncellas.
De una verdad celeste
mi alma estaba llena,
como un prado de aromas
cuando es la primavera.
Pero una mala noche
traspuse las fronteras,
buscando las oscuras
verdades de la tierra.
Al ángel de la guarda
que me siguió en la senda,
lo ahuyenté con mis dudas
como a un perro con piedras.
Las ramas sin aromas
del árbol de la ciencia
hoy en mi frente triste
ponen su sombra negra.
Y fatigo mis manos

Partiendo nueces huecas.



Conrado Nalé Roxlo. Escritor argentino nacido Buenos Aires en 1898, falleció en 1971. Fue poeta, humorista y dramaturgo. Como humorista usó el seudónimo de Chamico.

Pintura:  Klimt, El Arbol de la Vida





Cuando llegues a amar

Cuando llegues a amar, si no has amado,
Sabrás que en este mundo
Es el dolor más grande y más profundo
Ser a un tiempo feliz y desgraciado.
Corolario: el amor es un abismo
De luz y sombra, poesía y prosa,
Y en donde se hace la más cara cosa
Que es reír y llorar a un tiempo mismo,
Lo peor, lo más terrible,
Es que vivir sin él es imposible.






Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Dario nació el 18 de enero de 1867 en Metapa, hoy Ciudad Darío. Fue poeta, periodista y diplomático nicaraguense, máximo representante del modernismo literario en la lengua española. Es posiblemente el poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispánico. Llamado "príncipe de las letras castellanas".  Fallece el 6 de febrero de 1916.




Te recuerdo como eras en el último otoño



Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brazas.
Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.



Del libro: Veinte poemas de amor y una canción desesperada
Pablo Neruda (Chile 1904 - 1973)


jueves, 26 de febrero de 2015

Josefina Plá





              Déjame ser

      Deja llevarme mi última aventura.
      Déjame ser mi propio testimonio,
      Y dar fe de mi propia
      Desmemoria.
      Déjame diseñar mi último rostro,
      Apretar en mi oído los pasos de la lluvia
      Borrándome el adiós definitivo.
      Déjame naufragar asida
      A un paisaje, una nube,
      Al vuelo humilde de un gorrión,
      A un brote renaciente,
      O siquiera al relámpago
      Que abra en dos mi último cielo.
      Sujétame los brazos.
      Engrilla mis tobillos,
      Empareda mis párpados.
      Pero tatuada una flor en la pupila,
      Crucificada un alba debajo de la frente,
      Acurrucado un beso en la raíz de la lengua,
      Déjame ser mi propio testimonio.


              Desde cuándo

      ¿Desde cuándo marchabas a mi lado,
      Desde cuándo tus pasos?
      ¿Desde cuándo, en la noche, aproximándose,
      Ocultos tras de cada latido? ¿Desde cuándo?
      ¿Desde cuándo, en la noche, por los valles sin nombre,
      Rastreando mi angustia?
      Y tras de cada puerta abriéndose, y de cada
      Recodo el camino, ¿desde cuándo?
      ¿Desde cuándo tus sienes en las salvias
      Del reposo tranquilo?
      ¿Desde cuándo tus brazos en los cálidos ramos
      Del viril eucalipto, bajo las siestas altas?
      ¿Y desde cuándo el pedregal desnudo;
      Desde cuándo el desierto irredimible?
      ¿Desde cuándo la brasa los párpados;
      Esta sed, desde cuándo?
      ¿Desde cuándo este siempre irrevocable;
      Esta muerte creciendo, desde cuándo?
         
      




Josefina Plá nace en la Isla de Lobos (Fuerteventura) un 9 de noviembre de 1903. El azar quiso que su padre, un torrero de faros procedente de Alicante, fuese destinado a las Islas Canarias. Habiendo nacido en Fuerteventura, es bautizada en la iglesia parroquial de Femés e inscrita en el registro civil del municipio de Yaiza (Lanzarote).
Son los años de infancia los que vinculan a Josefina Plá con el paisaje canario, pues, en 1908 la familia deja definitivamente las islas para vivir en la Península, escenario en el que transcurre parte de su niñez y su adolescencia.
De nuevo, otro golpe de azar hará que abandone la Península para trasladarse al corazón de América. Esta vez la cita con el destino será sentimental, pues en Alicante conocerá al que será su esposo, el ceramista paraguayo Andrés Campos Cervera -"Julián de la Herrería-. De esta manera, llega a Paraguay en 1927.

Jorge Luis Borges




A un gato


No son más silenciosos los espejos
Ni más furtiva el alba aventurera;
Eres, bajo la luna, esa pantera
Que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
Divino, te buscamos vanamente;
Más remoto que el Ganges y el poniente,
Tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
Caricia de mi mano.
Has admitido,
Desde esa eternidad que ya es olvido,
El amor de la mano recelosa,
En otro tiempo estás.
Eres el dueño
De un ámbito cerrado como un sueño

*****

Las cosas

El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,
un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde
una ilusoria aurora.¡Cuántas cosas,
láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.

*****

Lo perdido

¿Dónde estará mi vida, la que pudo
haber sido y no fue, la venturosa
o la de triste horror, esa otra cosa
que pudo ser la espada o el escudo
y que no fue? ¿Dónde estará el perdido
antepasado persa o el noruego,
Dónde el azar de no quedarme ciego,
Dónde el ancla y el mar, dónde el olvido
De ser quien soy? ¿Dónde estará la pura
noche que al rudo labrador confía
el iletrado y el laborioso día,
según lo quiere la literatura?
Pienso también en esa compañera
que me esperaba, y que tal vez me espera.

*****

Everness

Sólo una cosa no hay. Es el olvido
Dios, que salva el metal, salva la escoria
Y cifra en su profética memoria
Las lunas que serán y las que han sido.
Ya todo está. Los miles de reflejos
Que entre los dos crepúsculos del día
Tu rostro fue dejando en los espejos
Y los que irá dejando todavía.
Y todo es una parte del diverso
Cristal de esa memoria, el universo;
No tienen fin sus arduos corredores
Y las puertas se cierran a tu paso;
sólo del otro lado del ocaso
Verás los arquetipos y esplendores.

*****

Fin de año

Ni el pormenor simbólico
De reemplazar un tres por un dos
Ni esa metáfora baldía
Que convoca un lapso que muere y otro que surge
Ni el cumplimiento de un proceso astronómico
Aturden y socavan
La altiplanicie de esta noche
Y nos obligan a esperar
Las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
Es la sospecha general y borrosa
Del enigma del tiempo;
es el asombro ante el milagro
De que a despecho de infinitos azares,
De que a despecho de que somos
Las gotas del río de Heráclito,
Perdure algo en nosotros:
Inmóvil

*****

Mi vida entera

Aquí otra vez, los labios memorables, único y
semejante a vosotros.
Soy esa torpe intensidad que es un alma.
He persistido en la aproximación de la dicha y
en la privanza del pesar.
He atravesado el mar.
He conocido muchas tierras; he visto una mujer
Y dos o tres hombres.
He querido a una niña altiva y blanca y de una
Hispánica quietud.
He visto un arrabal infinito donde se cumple una
Insaciada inmortalidad de ponientes.
He paladeado numerosas palabras.
Creo profundamente que eso es todo y que ni veré
Ni ejecutaré cosas nuevas.
Creo que mis jornadas y mis noches se igualan en
Pobre y en riqueza a las de Dios y a las
De todos los hombres.

*****

Ni siquiera soy polvo

No quiero ser quien soy. La avara suerte
Me ha deparado el siglo diecisiete,
El polvo y la rutina de Castilla,
las cosas repetidas, la mañana
Que, prometiendo el hoy, nos da la víspera,
La plática del cura y del barbero,
La soledad que va dejando el tiempo
Y una vaga sobrina analfabeta.
Soy hombre entrado en años. Una página
casual me reveló no usadas voces
que me buscan, Amadís y Urganda.
Vendí mis tierras y compré los libros
Que historian cabalmente las empresas:
El Grial, que recogió la sangre humana
que el hijo derramó para salvarnos,
El ídolo de oro de Mahoma,
Los hierros, las almenas, las banderas
Y las operaciones de la magia.
Cristianos caballeros recorrían
Los reinos de la tierra, vindicando
El honor ultrajado o imponiendo
justicia con los filos de la espada.
Quiera Dios que un enviado restituya
A nuestro tiempo ese ejercicio noble.
Mis sueños lo divisan. Lo he sentido
A veces en mi triste carne célibe.
No sé aún su nombre. Yo, Quijano,
seré ese paladín. Seré mi sueño.
En esta vieja casa hay una adarga
antigua y una hoja de Toledo
Y una lanza y los libros verdaderos
Que a mi brazo prometen la victoria.
¿A mi brazo? Mi cara (que no visto)
No proyecta una cara en el espejo.
Ni siquiera soy polvo. Soy un sueño
Que entreteje en el sueño y la vigilia
Mi hermano y padre, el capitán Cervantes,
Que militó en los mares de Lepanto
Y supo unos latines y algo de árabe ...
Para que yo pueda soñar al otro
Cuya verde memoria será parte
De los días del hombre, te suplico:
Mi Dios, mi soñador, sigue soñándome.

*****









Gioconda Belli



No me arrepiento de anda

Desde la mujer que soy
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué la vida entera
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
 por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
 En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
-en horas de oficina-
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.







Alex Courant




En horas de oficina...


Es un deseo irrefrenable y puro,
un recluso que a diario se amotina,
un animal que nada lo domina,
un embeleso, un mágico conjuro. 

¿Será que sólo soy cabeciduro?
Pues desespero en horas de oficina
y ni el cigarro ni la cafeína
me pueden despojar de tal apuro

¿También siente tu cuerpo un fuerte sismo?
¿Igual lo quema una candente brasa?
¿Igual lo zarandea un cruel espasmo?

¿Te ocurrirá, te pasará lo mismo?
Un ansia loca por llegar a casa
para hacer el amor hasta el hartazgo